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Buitres

Economía

La batalla de Argentina con los inversores que rechazaron sus propuestas para canjear deuda podría empujar a la tercera mayor economía de América Latina a una cesación de pagos, que arruinaría sus intentos de volver a los mercados de crédito pero no tendría los devastadores efectos del default del 2001-2002.

La Corte Suprema de Estados Unidos decidió no atender una apelación de Argentina a la decisión de un tribunal menor, que le ordenó pagar en la totalidad de lo adeudado a fondos de cobertura que rehusaron participar en 2005 y 2010 del canje de deuda incumplida por 100.000 millones de dólares.

Ahora que el riesgo de un incumplimiento aumentó, Argentina debe negociar un acuerdo con los fondos a los que llama "buitres" o encontrar un camino para eludir los fallos judiciales, que le impedirían pagar a los inversores que reestructuraron sus deudas si no logra un trato para cancelar las obligaciones con los llamados 'holdouts'.

Hay pautas de la historia que se repiten, pero con consecuencias siempre diferentes en la comparación de aquel 2001-2002 con el presente.

"La situación económica era diferente", dijo Jorge Todesca, quien era viceministro de Economía en el 2002 y que recordó que la economía se contrajo un 10 por ciento en tres años, el país tuvo un déficit comercial y los precios de las materias primas eran la mitad que ahora.

El Estado y los bancos estaban fuertemente endeudados y la industria había sido golpeada por una década de paridad entre el dólar y el peso argentino.

A fines del 2001, miles de argentinos hacían fila en los bancos para retirar sus ahorros, con la sensación de que todo el sistema estaba a punto de quebrar.

Ahora, los bancos son sólidos y Argentina aún tiene un superávit comercial -aunque se esté reduciendo- gracias en gran parte a los altos precios de la soja.

Economistas coinciden en que una posible cesación de pagos podría agravar el esperado declive de la economía de este año, pero que no sería motivo de una crisis.

El crédito público y corporativo se encarecería aún más, la incertidumbre podría frenar todavía más un consumo e inversión cautos y el peso quedaría bajo una mayor presión.

La falta de acceso a los mercados crediticios no sería algo nuevo: el país ha estado fuera de los mercados globales de capital por más de una década. La deuda externa es baja y equivale a un 8 por ciento del PBI en términos de dólares.

Una nueva cesación de pagos, sin embargo, destruiría los recientes esfuerzos de Argentina por regresar a los mercados de crédito ante sus menguantes reservas internacionales, que cayeron un 30 por ciento el año pasado.

Durante los últimos meses, el país ha alcanzado acuerdos con la petrolera española Repsol y el Club de París de países acreedores para recuperar la confianza de los inversores internacionales, una estrategia que ayudó a dar impulso a sus acciones y bonos.