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Nooooooo !!!

Necrológicas / Deportes

- Por Jorge Otaola

Me duele en el alma tener que empezar a escribir esta líneas, por eso el título es una negación

Más allá de sus extraordinarios laureles como ciclista nacional, la muerte de Jorge Fulgenci nos produce una enorme consternación por la clase de persona.

Campeón argentino desde la magia de su bicicleta.

Foto Facebook
Fue nuestro primer bicicletero de niño, aunque por entonces nos arreglaba el triciclo, y uno de los primeros consejeros fuera de la familia en su local de 7 esquina 24.

Un accidente automovilístico le costó la vida cuando pedaleaba por el Camino al Sur. Iba rumbo a las 7 décadas, como esposo, abuelo, padre y entrañable amigo de muchos.

Se lo conoce con el apodo de "Pato", pero el respeto que propinó hizo que nunca me atreviera a llamarlo de esa manera.

Es historia en el ciclismo de Argentina, los jóvenes deben saberlo, y eso lo puso como uno de los deportistas más relevantes de 25 de Mayo, pero jamás hizo uso de estos laureles para moverse como un respetado ciudadano.

Todavía viajaba, competía, ganaba, organizaba, fiscalizaba pruebas, derrochaba energía para quienes siempre lo hemos considerado.

Muchos vecinos escuchan la noticia y son incrédulos. Muchas muertes duelen, algunas más que otras y ésta es uno de los casos.

La crónica fría dice que luego de ser atropellado por un auto, fue trasladado al hospital Unzué, pero no se le pudo salvar la vida.

Inmediatamente llamaron desde 3 teléfonos diferentes para hacernos conocer el desenlace, y una vez más nos cuesta entender.

Son los designios supremos, esos que marcan la ruta de cada uno. La humildad jamás perdida, si hasta para cerrar una venta en el hermoso local de calles 25 y 7 mantenía la parsimonia, esa que tuvo siempre como sello distintivo.

Ejemplo de vida por sus cuidados de salud, si hasta con reservas hace algunos meses atrás me contaba cómo recorría unos 100 kilómetros diarios en bicicleta y solía aparecer en un camino desolado rumbo a una casa desconocida.

El nudo en la garganta no desaparece, es que un símbolo del deporte se nos termina de ir físicamente, esa persona admirada. Ella misma quedará en el recuerdo, el que ratifica más que nunca.

Muchos reconocimientos llegarán tarde, pero desde el afecto y la distancia se le pudo valorar siempre lo que representó como insignia. Por eso es que los medios especializados ya se hacen eco y el polular de la inesperada noticia se expande.

Murió Jorge Fulgenci, una marca de agua que quedará para siempre.

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