- Su presencia nos remonta a la historia de las estampillas, cuando una carta esperaba respuesta de otra y el cartero era bienvenido, sin saber que novedades nos traía.
. Con días de atraso uno sabía de amigos, familiares, trabajos, desde cerca o lejos, dentro de la región o del viejo continente: era esa nota en sobre que permitía la comunicación.
. Lejos, muy lejos, de toda la tecnología actual y de lo instantáneo a lo que nos acostumbramos rápidamente.
. El típico buzón del Correo Argentino estaba ubicado en lugares estratégicos en ciudades, pueblos y paradores, para que uno depositara la misiva y más tarde, en horario definido, pasara personal especializado para dar los primeros pasos hacia el destinatario.
. Era pegar la estampilla con saliva, tener asegurado el receptor y detallar remitente. Compra esas estampillas generaba alegría, como llevar la carta hasta el correo y que la pesaran, mas allá de ser simple o certificada.
. Las fotos adjuntas corresponden al histórico buzón ubicado en la esquina de calles 28 y 11 de 25 de Mayo, el que se mantiene para las añejas humoradas y para que las nuevas generaciones no pierdan la memoria.
. Cosas del pasado, reflejadas en "Diálogos" del presente.
