. Por un lado las risas, porque parece un chiste, y por el otro las broncas, por parece una tomada de pelo del Gobierno argentino hacia toda la población.
. El 1,1 por
ciento de subida en el índice de precios al consumidor (IPC) estuvo muy lejos de la realidad, que a criterio de algunos especialistas tranquilamente promedió un cercano 3,0 por ciento.. La realidad indica que no se necesita ser especialista para palmar el engaño oficial, ya que sólo alcanza con comprobar las estampidas de precios en artículos de primera necesidad en supermercados y almacenes de barrios.
. Los técnicos del instituto de estadísticas (Indec) miden las variaciones mensuales con precios ficticios, sólo de acuerdos incumplibles, lo que ayuda simplemente para archivar números equivocados y engañosos, o -también hay que saberlo- para pagar menores tasas de interés sobre bonos ajustados por la inflación.
. Se vive un momento de una peligrosa escalada mundial en los precios de los alimentos, lo que debería ayudar a sincerar los números reales de la macroeconomía.
. Lo cierto es que muchos ciudadanos en la calle se preguntan: ¿si el Gobierno argentino engaña descaradamente con la inflación, cuántas otras cosas esconde?.
. Se necesita una respuesta transparente y contundente, como debe ser una verdadera gestión política. No debemos olvidar que "en economía se puede hacer cualquier cosa, menos evitar las consecuencias".