Política / Opinión
Los medios veinticinqueños están saturados de publicidad y propaganda política lo que se torna contraproducente para el objetivo final: acercar ideas de campaña.
El diario, las radios y el canal tienen sus márgenes publicitarios cubiertos por todas las gamas, a tal punto que indefectiblemente hasta casi se llega a ignorar el mensaje que se busca transmitir.
Sociológicamente y publicitariamente está demostrado que el cúmulo de mensajes en torno a un mismo tema satura y por lo tanto se pierde el objetivo central de la campaña.
Por lejos es mucho más contundente un mensaje en un acto o en una entrevista que la enorme cantidad de dinero destinado a las campañas, fondos que bien pudieron ser destinos a otros menesteres de necesidades puntuales de la comunidad.
Sobran las promesas, hay que esperar compromisos verdaderos, y así hacer cumplir como ciudadanía madura todo lo que se dice que se hará en caso de ganar una elección a intendente.
La política está basada en la promesa y expectativa, pero mucho más real es ver cuánto de todo eso se logra. Los votantes que ya tienen una definición ideológico o de afinidad, no necesitan de la publicidad, y el que todavía está indeciso espera hasta casi último momento para conversar del tema en su entorno.
Andar por la zona de la Laguna Mulitas el fin de semana era un puesto político casi al lado del otro, como si el votante a conciencia necesitara ser instruido. En este sentido, el que se quiere interiorizar va en búsqueda de la información, no necesariamente la pretende en la puerta de su casa.
“Lo que abunda no daña” … pero puede molestar si no se hace hacer un uso racional de esos medios.
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