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Política / Opinión

Con la confección de las listas para las precandidaturas en la provincia de Buenos Aires, en 25 de Mayo prosperan las visitas a diferentes actos públicos y multiplican sus caminatas callejeras quienes pretenden llegar a la intendencia.

“Debería haber elecciones todos los años”, escribió a “DiálogosAna Castillo, vecina de la ciudad en alusión a la parva de propuestas que comenzaron a esbozar algunos de ellos en declaraciones periodísticas.

“Estamos cansados, pero por respeto se recibe (a quien nos visita). Muchos se acurden de nosotros sólo para las elecciones (…) ahh, y esperá que esto recién empieza !”, remarcó Miguel Rodríguez, un habitante de un barrio ubicado detrás de las vías ferroviarias.

Mafalda y su vigencia

Es que no solo se multiplican los informes de prensa por parte de los precandidatos, sino que las redes sociales están abarrotadas de tareas con el compromiso de mejoras para el futuro inmediato en caso de acceder al Ejecutivo.

También desde la Municipalidad se incrementaron los comunicados con trabajos o responsabilidades asumidas.


En un marco de ideas tan variado como el que se avecina, la ventaja en las elecciones locales está la de conocer personalmente a quien se postula, lo que ayuda en muchos casos a dejar de lado el color partidario que representa o las propias convicciones individuales como votante.

Los cambios de representación frentista son moneda corriente, lo que también produce hartazgo y esto queda evidenciado inicialmente en sondeos privados que circulan en diferentes estratos políticos veinticinqueños.

Esta situación termina de evidenciar también casos patéticos en quienes fueron votados para representar a la Séptima Sección electoral, ya que en medio del temor de pérdida de supuesto poder, no vacilaron en cambiar de color político. Como en el cine, pollitos en fuga.