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Irresponsabilidades

Transporte / Política / Opinión

Cuando la premisa es evadir, las consecuencias pueden ser irremediables.

Este domingo al anochecer, personal de tránsito controlaba en la esquina de 11 casi 27, cuando una pareja en moto se movía sin casco ni luces, una situación habitual en 25 de Mayo.

El conductor de la moto no advirtió que junto a los conos anaranjados estaba el control vehicular, por lo que cuando se dio cuenta, no tuvo mejor idea que doblar abruptamente hacia el centro de la calle, en momentos que un auto circulaba a baja velocidad y evitó un drástico desenlace.

La insólita e irresponsable maniobra fue de izquierda a derecha.

Era un choque seguro, salvo que la habilitad conductiva de quien dirigía el auto hizo una maniobra tal que no sólo produjo el milagro de no chocar a los irresponsables motociclistas, sino que con el volante ajustado tampoco chocó a otros rodados estacionados.

La escena pareció cinematográfica vista desde 11 y 28, con el "caradurismo" del motociclista al volver a contramano para retomar  por la segunda de las calles mencionadas.

El automovilista y su acompañante circulaba a velocidad autorizada, con luces reglamentarias y cinturones de seguridad colocados. No fue un choque por milímetros, porque los irresponsables motociclistas hubieran terminado arriba del capot o en el suelo por el inevitable golpe.

El conductor del auto paró ante personal del control de tránsito para dar cuenta de la situación vivida, al menos para recalcar su repudio ante la irresponsabilidad ajena,

Pudo haber pasado cualquier cosa, en una 25 de Mayo donde conducir es cada vez más traumático por la falta de códigos en algunos ciclistas, motociclistas y automovilistas. Bicicletas en contramano, motos sin luces y excesos de velocidad son visibles a diarios.

En los últimos tiempos hubo graves accidentes de tránsito y algunos muertos, pero ni siquiera esta gravedad alcanza para que se tome conciencia de la responsabilidad de todos: autoridades políticas, policiales y los propios ciudadanos.

Pareciera que el valor de la vida no tiene costo alguno. Lamentable.