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Dólar picante

Economía / Opinión (*)

El dólar seguirá firme este año como parte de la política monetaria del gobierno y por una atrasada adecuación a la competitividad exigida desde el empresariado, pese a las secuelas inflacionarias que también arrastra.

Técnicamente debemos hablar de una previsible debilidad del peso. La tendencia será liderada por el mercado paralelo y apoyado oficialmente en la plaza mayorista, la que arrastra al cada vez más usado  "dólar turista".

Los rumores de eventuales novedades cambiarias vuelan desde hace semanas en la "city porteña". Las variantes vendrán por un aumento en la alícuota para las compras con tarjetas de crédito en el exterior y la instrumentación de igual plus para la adquisición de pasajes aéreos y paquetes turísticos desde Argentina a otros países.

Extrañamente a lo que se acostumbra, un secretario de Estado adelantó el ritmo devaluatorio que sería lógico para la moneda argentina frente a la divisa estadounidense, ahorro elegido por muchos ciudadanos por las reiteradas inflaciones e hiperinflaciones de las últimas décadas.

Si se cumple la perspectiva del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, la moneda del país caería en torno al 20 por ciento en 2013 hasta la zona de las 6,0 unidades interbancarias por dólar, lo que se compara con un baja de un 12,5 por ciento de 2012.

Así se aceleraría el ritmo de depreciación, aunque algunos analistas no descartan que la presión sea mayor y lleve la moneda hasta una zona cercana a las 6,50 unidades para el tipo de cambio oficial.

Contra estas proyecciones, el "dólar turista" ahora instalado con base en los 6,0 pesos, pasaría a la zona de entre los casi 7,00 a 7,70 para fin de diciembre.

La inminente liquidación de las exportaciones agrícolas, principalmente de la soja, traerá en días algo más de dólares a la plaza financiera.

El mercado cambiario argentino opera con fuertes trabas a la compra de divisas (cepo cambiario), para frenar una fuga de capitales y la pérdida de reservas, en momentos en que la demanda de dólares persiste por cuestiones estacionales y de desconfianza.

Esta presión llevó a que la brecha entre el valor del peso en el mercado oficial y en el informal superara el 50 por ciento, pese a que el banco central interviene a diario en el mercado interbancario para regular la liquidez y orientar el precio de la divisa de acuerdo a su conveniencia.

Los analistas privados coinciden en que la brecha tenderá a mantenerse, como mínimo, por lo que se proyecta un dólar paralelo (blue) con base en los 9,0 pesos para diciembre próximo. Los más pesimistas proyectan valores de hasta 10,0 pesos y un brecha cómoda por arriba del 60 por ciento.

Este mercado marginal viene de tocar cómodamente las 8,0 unidades por dólar, en parte porque el banco central expandió la base monetaria en unos 38.700 millones de pesos solamente en diciembre pasado, equivalente a un 45 por ciento del total anual. Esta modalidad, continúa.

La compra de activos locales (acciones y bonos) para su venta en el exterior a cambio de dólares (contado con liquidación) convalida un tipo de cambio consolidado por arriba de 8,3 pesos, lo que sugiere coberturas financieras frente a una prevista mayor debilidad de nuestra moneda.

El enigmático Moreno sostuvo en un reportaje al oficialista diario Página/12 que a medida que se disipe la crisis internacional, también se irá relajando el control a las importaciones vigentes en Argentina.

El dólar es la moneda de refugio tradicional de los argentinos, mucho más cuando el gobierno habla de una inflación levemente por arriba del 10 por ciento anual y analistas privados la proyectan en torno al 25 por ciento real.


(*) nota escrita a fines de enero, actualizada en febrero y publicada el 15 de marzo, días antes del anuncio de uniformidad para el "dólar turista".