El
disparador y sus consecuencias llamaron la atención con un reciente hecho
policial en 25 de Mayo, que puso al descubierto una serie de falencias cuando
la confianza pueblerina se enfrenta a la autoridad.
Lo que
debió ser una habitual infracción de tránsito de un conductor de moto derivó en una inusitada
bronca de los aparentes “perjudicados”, quienes agredieron al personal
municipal, rompieron parcialmente un móvil
y desautorizaron a la propia policía.
Ante el
dantesco nivel de agresividad, entre personas con antecedentes de disturbios y
ruidos molestos hacia los vecinos, la utilización de gases lacrimógenos resultó
el instrumental necesario para calmar la efervescencia y proceder a las
detenciones, con diferentes cargos judiciales.
Este hecho
inédito en la ciudad obligó el arribo del fiscal de turno en el Juzgado de
Mercedes y a una amplia repercusión mediática por los nombres involucrados.
También
dejó traslucir que no siempre se cumple con la instrumentación de las
ordenanzas, en algunos casos por desconocimiento y en otros por complicidad.
Los tiempos cambian, con la violencia e intolerancia cada vez más presentes.