. Se trata de la columna vertebral del movimiento de la prensa, en el plano informativo y comercial, para dejar en el olvido a la ley de Radiodifusión vigente desde la dictadura, aunque la er
a democrática le introdujo unas 200 modificaciones.. Vayamos por parte, debemos inmiscuirnos en cada aspecto por su relevancia.
. Es preferible tener una ley de la democracia a una petrificada, pero ésta en particular debería ser sancionada por consenso.
. Es difícil pedirles a los políticos la sinceridad en el diálogo, porque los intereses presionan desde direcciones cruzadas y los beneficios muy jugosos en el tiempo.
Cuidado
. Centralizar la pelea entre el Gobierno y un influyente grupo mediático sería desvirtuar el fondo en cuestión, porque lo que se necesita es consolidar la institucionalidad y brindar marcos jurídicos creíbles.
. El potencial ingreso de firmas telefónicas a los medios y de otras empresas extranjeras cambiaría rotundamente el escenario, donde el llamado ‘triple play’ (TV, Internet y telefonía) parece neutralizar la fortaleza de inminentes negocios.
. Los medios monopólicos no justifican su fin, tampoco el oficialismo puede justificar sus medios. Está claro que se necesita un cambio, pero no a cualquier costo.
. Nada más ni nada menos que la libertad de prensa está en juego, es lo que se debe proteger, para crecimiento como Nación.
Libertades
. La libertad de expresión forma parte de la defensa de los derechos humanos.
. Debate y consenso, insistimos, sin el fugaz plazo que pretende el Gobierno ni el indefinido que buscan algunos de la oposición para congelar el tiempo.
. La pulseada que se avizora, será fuerte y sin parangón. Debería ser una ley sin demagogias ni populismos, a favor de la sociedad.
