- Por Jorge Aníbal Otaola
Fue un periodista de vocación, emprendedor, polémico, cuya palabra tenía todo el valor del compromiso: el recuerdo grande e inolvidable para Juan Carlos Reynoso (derecha en la foto).
Corpulento, barbado, pipa en mano, teclado o micrófono, siempre con la convicción de escribir o decir lo que pensaba con sustento, aunque no se pudiera compartir su opinión.
Luchador en todos los frentes, con su llegada al periodismo por oficio.
Los lectores del diario "La Mañana" lo vieron formar, para seguir con los años como fundador de la revista "Actualidad" a inicios de la década de 1980 en 25 de Mayo, responsable de la "División Noticias" de la radio Emisora 25 y su estilo firme desde el desaparecido semanario "Nuevo Tiempo".
Antes de partir físicamente el 20 de agosto de 1999, a los 54 años, siempre al frente de algún emprendimiento periodístico, trabajaba en diferentes escritos, de esos que le gustaba preparar para que algún amigo los leyera, pensando en un libro que pudiera ser compartido.
La vida nos hizo disfrutar de un café por casi cuatro horas, cara a cara, sólo unos días antes de su muerte. Fue una charla más, como otras tantas que con el paso de los años uno tanto extraña.
Cosas guardadas
Gracias a su hijo Alexis -que también mamó al periodismo y de mayor lo refleja-, parte de ese material escrito por Reynoso está intacto, como muchas de las grabaciones que tenemos quienes lo admiramos y algunos de los originales de "nuestra" querida revista Actualidad.
Para muchos de nosotros fue el comienzo en el periodismo, todavía en la época del colegio secundario. No queda grande decir "maestro", porque nos enseñó.
No había político que se tildara de tal si no había pasado por la entrevista a manos del "oso", como cariñosamente se le decía entre algunos allegados, simplemente por su físico.
Eran otros tiempos, pero la marca de agua que dejó con el programa radial "Edición Extra", por ejemplo, es un fiel reflejo de lo que representaba para la comunidad.
Cuanta falta nos haría ahora, cuanto exprimiría "Juanca" el fantástico canal de comunicación que nos representa la Internet, cuantas cosas se habrían clarificado en todo sentido.
Sin fondos
Trabajaba por el pan, nunca le sobraba nada, al contrario, siempre le faltaba casi todo, pero eso lo supo transmitir para que un puñado de adolescentes pudiéramos tomarle cariño al periodismo y ejercerlo como profesión en su honor.
"Sos como ver volar a mis sueños", me dijo un día, y siempre creí que resultó ser una frase demasiada fuerte. Toda una responsabilidad.
Si no había nafta para el auto se debía recurrir a la bicicleta, si no había papel se debía comprar donde fuera para estar en la puerta de cada suscriptor el lunes con la revista, si no había teléfono había que golpear tantas puertas como fueran necesarias para conseguir el material periodístico.
En las redacciones compartidas nunca faltó el mate y siempre sobró libertad en todo sentido. Nunca me dejó iniciar la ronda laboral del día sin antes leer todos los diarios ... en su momento casi no lo entendía, más de dos décadas después lo comprendo en su plenitud.
Amante del deporte, siempre había una excusa en la radio o en la revista para jugar a la pelota a paleta o al fútbol, aunque a la hora del buen comer, cuando se podía, el asado servía de unión para zanjar las cotidianas diferencias laborales.
Y hubo muchas discusiones, muchas peleas y hasta algún tiempo sin dirigirnos la palabra, hasta que un día no aguantamos más y nos pedimos disculpas mutuas. Lo observé llorar.
Dejaba volar a sus pichones y sabía escuchar el entorno, aunque más de uno no se diera cuenta y lo enfrentara.
Monolito
Juan Carlos, quien rechazaba reconocimientos y honores públicos, quiso que sus cenizas fueran desparramadas en el lecho de la Laguna Mulitas de su querido 25 de Mayo, aunque por años se movió en la zona de Del Valle.
A un año de su partida, en el 2000, se levantó un monolito con placa en el Club de Pesca a modo de recordatorio. Todo se solventó desde un grupo de gente cercana para que "Juanca" quedara en el recuerdo.
No está físicamente, apenas su referencia en la laguna veinticinqueña para que otros lo conocieran, pero lo que no se borra es el cariño, respeto y memoria entre quienes lo recordamos para siempre.
Quienes lo conocimos y a quienes nos ayudó, tenemos muchos para agradecerle, quienes no saben de quién se trató, aquí queda plasmada una muy pequeña bibliografía.
Por ello, parafraseando la leyenda del fotógrafo asesinado José Luis Cabezas, levanto la bandera escrita con mayúsculas: ... NO SE OLVIDEN DE REYNOSO !!!
NdeR: reacciones posteriores
