- Los años se acumulan desde su partida, pero el permanente sentir hace que la recordemos en este momento: hablamos de Ana Elena Tellechea, la hija, la madre, la esposa, la hermana, la cuñada, la amiga, la compañera.
Era joven, muy joven, apenas 36 años y toda una vida por delante allá por diciembre de 1993. Luchó en todos los frentes, como buena descendiente vasca, hasta último momento.
Cuando sólo había transcurrido un año de su partida, una de sus conocidas publicó en el diario "La Mañana" de 25 de Mayo las siguientes líneas, que nos permiten recordar a Elenita en cuerpo y alma, compartirla y perpetuarla más allá de la frontera imaginable.
"Desconsuelo"
Tus ojos castaños,
tu sonrisa plena,
dejaron en mi alma
una inmensa pena,
la pena de perderte
tan joven, tan buena.
Dios así lo quizo,
convertirte en estrella,
quizás necesite una luz muy bella
para iluminar tierra y cielo
a través de ella.
Vasquita querida, no podré olvidarte,
así lo presiento
¿quizás con un rezo?,
o tal vez llorando,
lograré consuelo,
pero estarás siempre
en mi pensamiento.
Le pido a la Virgen
con mi humilde rezo,
te tenga en la gloria
junto al Padre eterno.
Y para tu familia,
le pido muy quedo,
alivie la tristeza
del gran desconsuelo.
Autora: María L. Estevarena