Sociedad / Salud
Hay males repetitivos que no tienen solución, por más ordenanza vigente.Pasó la festividad de Navidad y el uso de la pirotecnia, arraigada a parte de la sociedad, se convirtió una vez más en una problemática para innumerables mascotas en poder de vecinos de 25 de Mayo.
Su venta está prohibida, sin embargo hubo negocios que ofrecieron elementos del rubro con cartelera en sus vidrieras.
Las redes sociales sirvieron otra vez como disparadoras para implorar que no se use la pirotecnia, pero nada dio resultado, como el pedido de algunos por perros y gatos perdidos o encontrados, espantados por los ruidos molestos de la mano del festejo por la fiesta de Nochebuena.
Los fuertes estruendos provocan malestar en niños, adultos y en las preciadas mascotas. Hay una desorientación generalizada.
Los dueños de perros y gatos bien sabemos lo que sufren ellos al comenzar a oírse los petardos, primordialmente, más cohetes y fuegos artificiales.
Estas mascotas se esconden, tiemblan de miedo, huyen, se desorientan. Se convierten en una pesadilla para todos los animales.
Especialistas dicen que el problema no es sólo que lo pasen mal, si no las consecuencias que esta actitud puede provocar.
Todos los sentidos de estas mascotas están colapsados por el ruido excesivo que no les permite prestar atención a su entorno ni a los peligros que les rodean. Además los nervios les hacen actuar de forma impulsiva, empujándoles a perderse y a realizar actos peligrosos.
Se acerca el brindis de Año Nuevo y otra vez se reclamará para que la pirotecnia no empañe la alegría de muchos hogares.
Otra inquietud de vecinos veinticinqueños está alineada con el malestar que causa a estas mascotas el uso de estruendos para espantar a las palomas y a los tordos de la Plaza Mitre.