Justicia / Opinión
El delito informático del que fue víctima el municipio veinticinqueño tiene aristas de largo alcance, de tal magnitud que todavía no se logra dimensionar la gravedad hasta que no se esclarezcan los hechos. |
| Collage de fotos meramente para acompañar la nota |
La individualización de cuentas financieras beneficiadas podría ser la punta de iceberg, pero el avance tecnológico es tan rápido que también se borran evidencias contundentes entre entendidos.
Peritos especializados en informática reconocen que no necesariamente debió haber un entregador para violar las cuentas bancarias con la modalidad usada en contra de los números municipales, ya que internacionalmente existieron casos similares sin que se pudiera resolver judicialmente.
La evidente deficiencia de seguridad de la banca provincial oficial puso al descubierto la urgencia con la que se debió cambiar algún parámetro transaccional.
Es plata de los veinticinqueños confiada a una administración política mediante el voto popular, por lo que se requiere el esmero de todos los involucrados para tenerse el esclarecimiento.
Se esfumaron 3,5 millones de pesos en unas pocas horas, pero el volumen es secundario, ya que así fueran centavos u otra cifra multimillonaria, es plata del erario público.
Lamentablemente queda involucrada gente honesta con años de trayectoria en el empleo municipal, todos a manos de uno o unos delincuentes rápidos para adueñarse de lo ajeno.
La población merece respuestas clarificadoras, por bien del gobierno de turno y en beneficio de quienes confiamos en los trámites de una sana democracia.
Hasta humoradas generó el hecho, pero por ahora los únicos que se ríen son los que ya usaron la plata sin que les pertenezca.
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