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A corregir

Espectáculos / Opinión

Finalmente el clima lo permitió y se lanzó el carnaval de 25 de Mayo, en una edición que repite falencias iniciales como años anteriores y que parece increíble que sucedan.

Pese al lanzamiento con ocho días de atraso en relación a la fecha prevista originalmente, faltaron pasistas en algunas escuadras de las comparsas, no estaban todos los trajes terminados, las carrozas no estuvieron en su totalidad y aparecieron grietas a superar en el montaje del espectáculo.

Con menos público de lo previsto, natural por haberse postergado para un domingo por la lluvia sabatina, se notó la falta de entusiasmo en algunos participantes, aunque no dejan de ser el centro de atracción valedero de cada año.

Llama la atención que  con el trabajo encarado por muchos de los responsables con tantos meses de anticipación, siempre queden detalles básicos a superar a partir de la segunda o tercera noche del carnaval, lo que no deja de ser una falta de consideración para propios y visitantes que apuestan desde el inicio de la temporada.

En la mañana del lunes fue un tema casi recurrente hablar y opinar del carnaval, con el compromiso de la entidad organizadora de superar detalles pendientes y otros que no comprenden la importancia de montar el carnaval como una fuente decisiva de ingresos económicos para la ciudad.

La diferencia de promoción y de montaje frente a los vecinos de Lincoln se convirtieron en tema de discusión en las redes sociales, pero decididamente son incomparables en todo sentido frente a lo que ofrece 25 de Mayo.

Está claro que se debe apostar por lo local, por repercusiones y perspectivas, pero no se comprende que siempre se comentan casi las mismas falencias en una noche inaugural año tras años.

Los que lucran con el carnaval, se defienden; los que creen ver mejores instancias, lo critican. Cosas propias de los veinticinqueños, casi lógicas en una sociedad donde siempre es más fácil destruir que construir.

Desde "Diálogos" dejamos las fichas puestas por nuestro carnaval, básicamente porque sabemos del esfuerzo, garra y voluntad que ponen una inmensa mayoría que desinteresadamente aportan sus hombros para bien de las instituciones involucradas.