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Desubicación

Educación / Opinión

Un verdadero acto de indefensión tiene como protagonista a una docente de 25 de Mayo frente a la violencia verbal y física de una alumna de apenas 10 años.

Sorprende la falta de inmediata respuesta por parte de las autoridades escolares de alto rango, ya que a priori pareciera que buscan su propia cobertura legal en lugar de comprender y accionar a favor de la maestra.

"El pizarrón no se mancha" (Diálogos)
Está claro que la reprimenda ejemplificadora le corresponde a la niña junto al tratamiento de reubicación social de su complicada familia.

El hecho ocurrió a mitad de semana en un colegio primario de la plata urbana, ubicado en la zona del Barrio Obrero

El temor y la indignación van de la mano ya que la víctima pasa a ser involucrada en un proceso interno que demandará tiempo, pero lo paradójico de la situación es que casi todos los derechos están del lado de la familia con antecedentes de violencia, entre los cuales se recuerda cuando la madre esgrimió un arma blanca tiempo pasado en el mismo establecimiento educativo.

Remarcamos la sensación de indefensión por la amargura que se genera en la maestra, quien por principios de buena persona y cuestiones humanas no quiere por ahora -de manera entendible- que se conozcan otros pormenores junto a detalles de nombres.

En tiempo que se discute por el magro salario que perciben, algunas familias están convencidas que la escuela es el ámbito de educación y enseñanza, cuando está claro que el primero de los parámetros debe ser encausado por la lógica pirámide encabezada por mamá/papá y la segunda dejada en manos del colegio.

Sucesos como el relatado parecen ser frecuentes en el Gran Buenos Aires u otros centros superpoblados, pero que se deje pasar como algo común en la sociedad veinticinqueña abre las puertas a un engendro complicado de descifrar.

Se pide cordura y coherencia, valores que actualmente parecieran difícil de encontrarse entre tanta diversificación o confusión.