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Acorralado

La provincia de Buenos Aires, que alberga a casi el 40 por ciento de los 40 millones de argentinos, camina a terminar el 2012 con un déficit fiscal que duplicará lo presupuestado.

El desequilibrio alcanzaría los 10.500 millones de pesos (unos 2.330 millones de dólares al tipo de cambio oficial), a los que se suman amortizaciones de deuda por otros 4.300 millones de pesos.

“Es un año muy difícil. Pero la previsión que tenemos hecha es que el año que viene también va a ser muy complicado. Recién, por ahí, en el 2014, 2015 van a empezar a ser años buenos", reconoció la ministra de Economía bonaerense, Silvina Batakis.

Los gobiernos provinciales en el país gastan la mayor parte de sus recursos en salarios, que han subido fuertemente desde el 2007 a caballo de una de las tasas de inflación más altas del mundo. En muchas provincias, el Estado local es el principal empleador.

Buenos Aires anunció una reducción en el gasto público y un fuerte recorte de las inversión en infraestructura para intentar cerrar la cuentas este año, lo que puede enfriar aún más la actividad económica en el distrito.

Además, el gobernador Daniel Scioli enfrente una natural puja de empleados estatales que protestan con huelgas legítimas y a su vez pelea con una dura interna ante su vice, Gabriel Mariotto, el que se transformó en un verdadero delegado de la presidenta Cristina Fernández.

Esta puja interna del kirchnerismo, que arrastra a parte del peronismo para dividir aguas, tendrá irremediablemente sus consecuencias en las cuentas públicas de los municipios, una proyección advertida comenzando con “Diálogos” para las realidad veinticinqueña.



Las finanzas de Buenos Aires, que representa un 40 por ciento de la economía argentina, están contra las cuerdas por un gasto público que crece más rápido que los ingresos impositivos, y con la economía nacional desacelerándose por la crisis financiera global, varios distritos enfrentan problemas para pagar los salarios a sus trabajadores públicos.

Parte de las recientes medidas anunciadas por el gobierno provincial son recesivas y sus efectos no tardarán en profundizarse.

Buenos Aires enfrenta este año vencimientos de sus bonos globales 2017, 2020 y 2035 en euros por el equivalente a 1.300 millones de pesos, los que vienen de mostrar altas tasas de rendimientos por los riesgos potenciales de incobrabilidad. Parte de las señales oficiales son muestras de su intención de honrar los pagos de deuda.

El gobernador provincial irritó a los sectores más fieles del gobierno nacional al revelar que quiere ser candidato presidencial en las elecciones del 2015, a las que Fernández no puede presentarse por haber gobernado durante dos mandatos consecutivos.

En su búsqueda de aliados tendió puentes con sindicalistas críticos del gobierno y sectores de centro derecha opuestos a las políticas de fuerte intervención del Estado en la economía llevadas adelante por la mandataria.

Un sondeo reciente mostró que Scioli desplazó a Fernández como el político con mejor imagen en el país con un 44,8 por ciento de valoraciones positivas a pesar de la delicada situación financiera en su provincia.