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Peso vs. dólar

Argentina limita a diario la adquisición automática de dólares, una estrategia controvertida en momentos de un creciente déficit fiscal y fuga de capitales.

El cepo cambiario ayuda a la cruenta disparada del dólar marginal, aunque las estadísticas oficiales no lo corroboren como sucede con la inflación e inseguridad.

La tensión financiera y el nerviosismo inversor afloran nuevamente, para desgracia de la economía llana.

Aquellos que quieran comprar esos verdes billetes, como los importadores, deben acudir a la AFIP en busca de la autorización respectiva, independientemente de la cifra que se requiera. Pero en los últimos días, el grifo se cerró prácticamente de manera total, colocando a varios ahorristas al borde de un ataque de nervios.

Parece lejos, pero esta medida de control cambiario se adoptó a finales de octubre cuando la fuga de capitales se pronunciaba en el país y las reservas del Banco Central caían abruptamente.

Ahora, la autoridad monetaria es la única con fuerte capacidad de absorber los dólares sobrantes de los exportadores, principalmente de origen agropecuario. Quienes no reúnen los requisitos para comprar dólares en el circuito oficial, acuden al mercado cambiario no regulado.

El dólar marginal (blue o paralelo) ronda cómodamente precios por la zona de los 5,50 pesos y el interbancario se acerca a las 4,50 unidades. Para la mayoría de los operadores cambiarios, estos precios están lejos de los que competitivamente necesitaría Argentina.

La brecha entre ambos mercados se estira peligrosamente a casi un 25 por ciento, cuando semanas previas rondaba por debajo de un 10 por ciento. La tensión es similar a la de comienzos de noviembre, ocasión en la que el gobierno salió firme a la calle a prohibir de raíz las operaciones marginales.

La denominada "bicicleta financiera" volvió a ponerse en práctica, ya que hubo compras oficiales de dólares y ventas por la plaza paralela, para dejarse la diferencia de casi 1 peso por cada billete estadounidense.

Todos los precios son referenciales para el inicio de la tercera semana de mayo, porque en Argentina ahora el tipo de cambio se puede desactualizar en unos pocos minutos. Se deben esperar reacomodamientos naturales de precios, sin que se descarte la intervención política encubierta para hacer disminuir el valor del dólar marginal.

Con el llamado PPP (purchasing power parity/paridad de poder adquisitivo) se evidencia que el dólar debería estar alrededor de los 6,00 a 6,30 pesos por unidad. Hay cuestiones técnicas para justificar este valor, pero básicamente hay temor por tantas restricciones que se pueden ampliar.


Las consecuencias económicas son cada vez más notorias y perjudiciales, porque se tergiversa el mercado y las remarcaciones inflacionarias afloran con más crudeza. La sobrefacturación en exportaciones se retroalimenta.


Recalcamos una simple definición de manual: cuando mayor sean las restricciones para comprar un bien, más subirá el precio del mismo.  ¡¡¡ Por ende, no debemos sorprendernos de nada !!!.


El goteo en los depósitos en dólares se profundizó, en línea con otras malas experiencias afrontadas por la mayoría de los argentinos (ver despacho Rtrs).

Otro parámetro de preocupación para el mundo de las finanzas se refleja en el mercado llamado 'contado con liquidación', mediante el cual se compran acciones o bonos argentinos en pesos en el mercado local y se liquidan en dólares en el exterior, evitando de esa forma algunos controles cambiarios.

Este mercado promedia un tipo de cambio referencial de 5,85 pesos por dólar, cuando días pasados no superaba la barrera psicológica de 4,90 unidades. Como efecto de dudas, se mueve en los valores implícitos más altos.

Está claro que la intención del gobierno apunta a ir paulatinamente haciendo subir el tipo de cambio con pasos cortos y silenciosos, para que tenga el menor impacto posible en la canasta familiar y el bolsillo del trabajador.

Existe una oferta relativamente abundante de dólares –aunque no aparezca- y esto juega a favor del oficialismo, mucho más en momentos que se busca reforzar las reservas del Banco Central para cancelar deuda soberana, solventar al Tesoro y mantener liquidez de caja por necesidades política.

También se suma la expropiación de la mayoría accionaria de la petrolera YPF, una modalidad financiera que tenderá a cubrirse con aumento en las cargas impositivas e inflación, como acostumbra la gestión nacional.

Se aferran además a la depreciación del real brasileño como otro motivo para esperar nuevas pérdidas de valor del peso argentino, cuando cada día es más evidente que la falta de financiación obliga al gobierno a tomar tantos dólares como los que pueda del mercado.

Es muy sencillo entender que a mayor aumento del riesgo país, más estrictas las coberturas para salvaguardar fondos, un escenario que el mercado cambiario lo adelanta claramente.