- Por Marcos
Brincci (*)
El arraigo
a las costumbres inglesas es muy notorio, lo que será un escollo enorme para
pensar en la soberanía argentina. A ellos (por los malvinenses) les molesta la
exposición argentina con los reclamos y preferirían un trato más cara a cara en
las relaciones.
Después de
la guerra de Malvinas, hace 30 años, el sentimiento patriótico sigue más
vigente que nunca por las islas. Por eso se entiende que Argentina intensifique
una campaña de presión hacia Gran Bretaña.
PUERTO ARGENTINO,
Islas Malvinas, provincia de Tierra del Fuego (Especial para Diálogos) - Caminar por las calles de la ciudad tiene sus
particularidades, no solo por su hábitos británicos sino por el trato distante
para con los argentinos.
Por el sólo
hecho de tener pasaporte de Argentina ya existe una mirada especial. Hay
recomendaciones de las fuerzas de seguridad para evitar cualquier discusión con
los habitantes de la capital.
Muelle de la capital isleña |
Conmueve
llegar en avión vía Punta Arenas (Chile) o Río Gallegos (Argentina), las
sensaciones son muy fuertes al pensar en los adolescentes que defendieron
nuestra tierra, esa no tan lejana en el Atlántico sur.
En Stanley,
como identifican a la tranquila capital de la isla (Puerto Argentino para nosotros), flamea el estandarte del
Reino Unido, los banderines rojos, blancos y azules se venden por todos lados y
la policía pide a los visitantes argentinos -la mayoría veteranos de la guerra
de 1982- que no provoquen con la bandera albiceleste.
Los
residentes dicen que los argentinos tendríamos una bienvenida más cálida si
abandonáramos el reclamo de soberanía, pero esto es imposible, a 12.700
kilómetros de Londres y a un vuelo de apenas 75 minutos de distancia desde el
continente americano.
Banderas de
Malvinas -que los británicos llaman Falklands- adornan algunas ventanillas de
vehículos y de casas en Stanley. Muchos isleños comunes que normalmente no
hablan sobre la soberanía se han entusiasmado bastante con el tema.
Algunos
isleños son descendientes de los colonos británicos que llegaron hace 8 o 9 generaciones.
Hay una comunidad considerable de inmigrantes chilenos, pero la población sigue
teniendo un carácter decididamente británico.
Algunos
datos pintan el escenario isleño con unos 3.000 habitantes: los autos se
conducen del lado izquierdo de la ruta, los bares organizan campeonatos de
dardos y después de la misa anglicana del domingo, la parroquia sirve té con
torta de frutas en el salón.
Los recién
llegados aún nos sorprendemos con la escasez y el costo de algunos de los
productos, aunque los bienes de primera necesidad están.
Nos dicen
que no hay desempleo y que los delitos son inusuales. El Gobierno de las islas
tuvo superávit en 2011 y la economía está floreciendo, en gran medida gracias a
la venta de licencias de pesca, a lo que se suma un impulso extra por la
exploración de petróleo y el incremento de los cruceros a la Antártida.
La guerra no
se olvida, aquellos 74 días desde el 2 de abril de 1982 dejan la honra por los
casi 650 argentinos y unos 250 británicos muertos. Las Malvinas tienen
vestigios de aquellos terribles días.
(*) Comunicador
social.
PD: Argentina
reclama el territorio desde 1833 con el argumento de que lo heredó de España al
independizarse y que Gran Bretaña expulsó a la población argentina de las islas.