El Instituto Superior de Formación Docente y
Técnico Nro. 28 de 25 de Mayo cerró su ciclo anual con el egreso de más de un
centenar de jóvenes y adultos en búsqueda de otras alternativas potables.
En el acto académico con ribetes emotivos, la
vicedirectora Mabel Toledo sintetizó el esfuerzo y la alegría como responsable de
un emprendimiento loable en la crítica formación terciaria.
Alejandro Serafini |
Entre los hechos destacados figuró la primera
promoción de técnicos en comunicación social, una cursada desaprovechada por los
medios periodísticos del lugar.
A modo de conclusión –por coincidir en sus conceptos y desafíos- elegimos compartir el discurso del profesor
Alejandro Serafini, ante un aula magna de la tradicional Escuela Normal colmada
en la noche del último viernes de noviembre.
Tras la introducción protocolar, textualmente
dijo:
"Ante todo quiero expresar mi más sincero
agradecimiento por permitirme hablar en este acto de egreso.
Hay muchas cosas que hoy nos convocan. Estamos
saludando a una nueva promoción de docentes y técnicos de este instituto que,
como siempre en su historia, ha otorgado profesionales jóvenes a toda la región
centro de la provincia.
Y estamos saludando también a la primera
promoción de periodistas que se han formado en esta casa.
Esta es una historia de cambios, en un
instituto con historia. Vivimos en una época de movimiento y cambio, tanto
evolutivo y revolucionario, buenos y malos momentos. Y es en esta casa de
estudios que tenemos la obligación especial de aferrarnos a lo mejor del pasado y actuar con rapidez
para formarlos para el mejor de los futuros.
Egresados, muchos de ustedes hoy ni se
imaginan lo que les depara el futuro. Algunos se centraran exclusivamente en su
trabajo. Otros se darán cuenta que quieren hacer otra cosa. Y un porcentaje de
ustedes tendrán a su cargo lugares de importancia, lugares de decisión. Serán
docentes, directores, inspectores, concejales, consejeros, senadores,
presidentes de instituciones…
La esencia de este instituto, la esencia de su
visión sigue siendo la libertad, la libertad y el aprendizaje, como fue la
piedra fundamental sobre la que su crecimiento se consolidó La libertad sin tener que aprender está
siempre en peligro, y el aprendizaje sin libertad es siempre en vano.
Nuestro país, nuestro pueblo y este instituto,
han pasado mucho tiempo. Los cambios políticos, sociales y culturales
permitieron la maduración de los derechos ciudadanos que hoy son una realidad.
Pero esta nación no se basa únicamente en el
principio de los derechos de los ciudadanos. Igualmente importante, aunque
demasiado a menudo no se discute, es la responsabilidad de los ciudadanos. Nuestros
privilegios no pueden ser mayores que nuestras obligaciones. La protección de
nuestros derechos no puede soportar más que el cumplimiento de nuestras
responsabilidades.
Me dirijo a ustedes hoy, no para hablarles tanto
de sus derechos como argentinos, sino de sus responsabilidades. Son numerosas y
de distinta naturaleza. Pero como es lógico, las responsabilidades no descansan
con el mismo peso sobre los hombros de todos. La igualdad de oportunidades no
significa igualdad de responsabilidad.
Todos ustedes, como profesionales y personas
educadas, deben ser ciudadanos responsables. Algunos serán más responsables que
otros, en virtud de lo público o privado de su posición, su papel en la familia
o la comunidad, y sus perspectivas para el futuro.
Mayor responsabilidad va con mayor capacidad,
ya que "de aquellos a quien mucho se da, mucho se requiere".
Los grandes estadistas de este país lo pensaron con oportunidades para que todos
puedan formarse, hombres y mujeres educadas en instituciones publicas. La
creación y el mantenimiento de este instituto, como el de otros, han requerido
un esfuerzo considerable de quienes lo dirigen y quienes han asumido
responsabilidades, además de la inversión que representa para el estado y la
cooperadora.
Digo esto porque lo menos que podemos esperar
de ustedes como profesionales libres y formados en esta institución del estado,
es que sean orgullosos ciudadanos argentinos, responsables del presente y
hacedores del futuro.
Tienen responsabilidades de utilizar sus
talentos para el beneficio de la sociedad que ayudó a desarrollar esos
talentos. Ustedes deben decidir, como Goethe lo expresó, si va a ser un yunque
o un martillo, si van a dar al mundo en el que fueron criados y educados los
mayores beneficios posibles de la educación.
De las muchas obligaciones especiales que
incumben a un ciudadano educado, me gustaría citar tres que quedan pendientes:
la obligación de la búsqueda del aprendizaje, su obligación de servir al
público, su obligación de respetar la ley.
Si la búsqueda del aprendizaje no es pretendida
por el ciudadano educado, no se defendió en absoluto. Porque siempre habrá aquellos
que se burlan de los intelectuales, los que claman contra la investigación, que
tratan de limitar nuestro sistema educativo. Los cínicos y los escépticos
modernos no ven ninguna razón más para poner otro hombre en la luna.
Qué hubiera sido de nuestro país si las
decisiones hubieran estado en mano de los cínicos y los escépticos. Ellos no
ven nada malo en el pago de aquellos a quienes confían las mentes de sus hijos
un salario menor que se paga a aquellos a quienes confían el cuidado de sus cañerías.
Sin embargo, el ciudadano educado sabe mucho
más que hay que saber. Él sabe que "el conocimiento es poder", hoy mas
que nunca antes. Él sabe que sólo un pueblo educado e informado será un pueblo
libre, que la ignorancia de un votante en una democracia menoscaba la seguridad
de todos.
Por tanto, el ciudadano educado tiene una
obligación especial para fomentar la búsqueda del aprendizaje, para promover la
exploración de lo desconocido, para preservar la libertad de investigación,
para apoyar el avance de la investigación, y para ayudar a la mejora de la educación
para todos los niños, jóvenes y adultos que como ustedes decidieron ser ciudadanos educados, profesionales al
servicio de su comunidad.
Como ciudadanos educados tienen la obligación
de colaborar con su pueblo. Pueden ser empleados o empleadores, administradores
o gobernantes. Pueden ser ganadores o perdedores, pero deben ser participantes y
no espectadores.
La carga de esas responsabilidades solo tendrá
como pago la satisfacción inigualable de saber que su carácter y talento
contribuyen a la orientación y el éxito de esta sociedad libre.
Por último ustedes como ciudadanos educados tienen
la obligación de respetar la ley. Esta es la obligación de cada ciudadano en
una sociedad libre. Pero ustedes tienen una responsabilidad especial por la
virtud de su mayor comprensión.
Como refleja la historia, solo la ética en una profesión o el uso de las
herramientas de un oficio, respetando las leyes, han permitido que los hombres
libres que viven juntos en paz aunen criterios hacia el progreso común.
Y no tengo ninguna duda que quienes asuman
compromisos, ejerzan su profesión con sabiduría y humildad, respetado las leyes
y al prójimo, serán quienes se constituyan en modelos para que otros se
acerquen a las casas donde se aprende, donde se forman, donde las herramientas
se encarnan en las mentes inquietas de jóvenes como ustedes.
Si esto es así nuestro Instituto 28 seguirá teniendo
una misión con la comunidad, sostener el aprendizaje, fomentar la participación responsable y enseñar el respeto por la ley.
Entonces nuestro pueblo mantendrá como un
valor la enseñanza de la verdad - la verdad que nos hace libres y nos mantendrá
libres.
Felicidades a los egresados y graduados de las
distintas carreras. Su vida profesional está por comenzar. Hemos puesto nuestro
mayor esfuerzo para que el éxito los acompañe.
Muchas gracias".