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Preparados, listos,...¿ya?

"Desde diversos espacios, los jóvenes políticos soñamos con rescatar la política para rescatar también a la Argentina. Nos venimos capacitando para hacerlo; queremos ser parte de este proceso de desarrollo y consolidación democrática..."

Por Paulo Bernardo (*)

Más de un político al momento de levantar la copa para celebrar la llegada del 2011 habrá pensado o dicho: "Arranca la carrera política". Domingo 23 de octubre del 2011 parece una fecha lejana pero no lo está. Apenas unos meses para elegir al sucesor de Cristina Fernández de Kirchner, según lo establecen la Constitución de la Nación Argentina y las leyes electorales, como así también los sucesores de los gobernadores e intendentes.

Y esto me trae a la mente una noticia del diario "La Nación" donde refleja que estudios recientes sobre la juventud arrojan que el 60% de los jóvenes argentinos no tiene ningún interés por la política (resultados de un sondeo realizado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano -Copub-) y otra encuesta realizada recientemente sobre una muestra de 1186 estudiantes universitarios, de distintas carreras, puso de manifiesto que el 49,7% de esa población desconoce qué ha de votarse en las elecciones de octubre próximo.

Vemos claramente como una primera tensión se da entre más acceso a información y menos acceso al poder. Por un lado la juventud tiene proporcionalmente mayor participación en redes informáticas que otros grupos etarios, y también más acceso a información por su alto nivel de escolarización y de consumo de los medios de comunicación. Pero por otro lado participan menos de espacios decisorios de la sociedad, sobre todo en la esfera del Estado.

Para algunos, los jóvenes, como principales exponentes de la sociedad de consumo, hemos sido educados en un modelo cultural en el que priman pautas individualistas carentes de preocupación social, ideales altruistas y voluntad de cambio. 

Pero también se le suele atribuir este desinterés y desconocimiento al devenir del país: décadas de gobiernos autoritarios, corruptos e ineficientes, desvalorización por los partidos, desconfianza en el Estado y, en consecuencia, un debilitamiento de la República. 

Largos años de recesión, desempleo, decadencia de lo público, cargaron el horizonte de muchos jóvenes de frustración, empobrecimiento y exclusión, que nos alejó de la participación política como motor de las verdaderas transformaciones sociales.

Hay una tendencia a no conectar la política con la vida cotidiana, a tener una visión individualista de los temas sociales y a vincular la política sólo con la corrupción, e incluso se ha llegado al extremo que la palabra política se transforma en "una mala palabra".

Como expresé en el "Acto por el Centenario" de la Escuela Normal, llevado a cabo el 4 de mayo del 2009, en el rol de Presidente del Centro de Estudiantes: "Necesitamos líderes adultos con autoridad que nos guíen, apoyen, escuchen, acompañen, formen y demuestren que es posible proyectarnos en un futuro a pesar de los obstáculos.

No debe haber desafío mayor para la política que el de despertar la pasión de participación en nosotros, los jóvenes, ni responsabilidad mayor que la de conformar ciudadanos, capacitados para proponer, impulsar y extender los límites del proyecto político al que adhieren."

Se habla de la "nueva política", en contraposición a la "vieja política". Para mí, hablar de nueva política no es reinventar ningún término ni fijar nuevos paradigmas sino, simplemente, recuperar "la política" en su sentido más clásico y ubicarla en el centro de la escena como lo que siempre fue y deberá ser: la actividad pública más importante que nos ocupa como Nación, en tanto define el sentido y las condiciones concretas de la vida de toda comunidad.

Desde diversos espacios, los jóvenes políticos soñamos con rescatar la política para rescatar también a la Argentina. Nos venimos capacitando para hacerlo; queremos ser parte de este proceso de desarrollo y consolidación democrática, sumando creatividad y capacidad transformadora a la experiencia de quienes nos preceden en esta tarea de fortalecimiento institucional.

"Los procesos de cambio siempre han sido realizados por la juventud", sostenía Arturo Jauretche. Y este concepto sigue vigente: en la juventud, hoy igual que siempre, está el motor del cambio.

(*) Estudiante de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (UCALP)
25 de Mayo, enero de 2011