
Durante 1845, Francia e Inglaterra intentaron colonizar algunos territorios del país, pero el pueblo no deseaba volver a ser una colonia, por lo que el Gobierno de Juan Manuel de Rosas, respaldado por el general José de San Martín desde el exilio, preparó la resistencia.
Los invasores querían entrar por el Paraná, pero las tropas nacionales, al mando de Lucio Mansilla se anticiparon en Vuelta de Obligado.
El número de fuerzas enemigas superaba ampliamente en número y modernidad de su armamento a las argentinas, que no se amedrentaron y batallaron durante horas, relatan las crónicas de la época.
Las tropas adversarias superaron la barra del Paraná, pero no pudieron ocupar las costas –objetivo principal para después adentrarse en el territorio argentino– como para que la victoria sea completa y así pudieran concretar sus aspiraciones de invasión.
Desde ese día se reforzó el espíritu de lucha nacional y la heroica resistencia se conoció en toda Europa.