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Todos culpables

- La ciudad salió de su típica modorra, el dolor embargó a propios y extraños, por unos cuantos días pareció ser otra la planta urbana de 25 de Mayo.

Un trágico accidente de transito catapultó a la ciudad a la primera plana de diarios e informativos de medios nacionales. La madrugada del domingo 23 de agosto será imborrable.

Se repartieron culpas, sobraron insultos, hubo agresiones, se ocultaron verdades, se juzgaron a personas sin defensa y se idolatraron a otras, posiciones mezquinas en algunos casos y desacertadas en otras.

No sólo pasó, lo más triste es que muchas cosas se repetirán.

Nos urge la reflexión desde "Diálogos", como vecinos, como padres, como periodistas, como simples ciudadanos que pretendemos el bien común.

Hubo dos nenes muertos y la fuerza divina los tendrá en la Gloria, santos inocentes.

Hubo dos protagonistas insoslayables, en principio y en particular, de un adolescente que manejaba a velocidad prohibida, y de otro que conducía en condiciones bajo investigación. Nada justifica las muertes, que se pudieron evitar.

Hubo desidia y falacia, de algunos pocos que buscaron rédito con la desgracia ajena.

Hubo desinformación, y lo peor, que la mayoría de la prensa repitió datos inexactos sin que importar una mínima corrección.

# ARISTAS VARIADAS

Hubo divisiones en la sociedad, unos a favor y otros en contra. Miremos primero nuestra propia conducta, para luego repartir opiniones.

Hubo coraje, desde la familia de los nenes muertos en el accidente, y también de la contracara, desde la impotencia.

Hubo discriminación, de diferentes partes. Por ejemplo, la prensa nacional no es menos que la local.

Hubo profesionalismo en el hospital local, donde se actuó acorde a la circunstancia.

Hubo consternación, de simples vecinos que trataron de ayudar a víctimas y victimarios.

Hubo responsabilidades compartidas, donde como padres somos culpables al ser permisivos.

Hubo irresponsables, porque es más fácil echarle la culpa al otro que tapar errores propios. Esto abarca al campo de la política y de la sociedad.

Hubo predisposición, de algunos que ofrecieron ayuda a cambio de nada.

Todos somos culpables, de una u otra manera, desde los funcionarios municipales que no actuaron cuando lo debieron, a la policía que hace caso omiso a reiteradas infracciones, desde los concejales que no tuvieron reflejos, a los ciudadanos comunes que damos por sentadas irregularidades por ser propias de la confianza.

Las responsabilidades y consecuencias son acordes al rol que juega cada uno.

Se multiplicaron los correos electrónicos con comentarios de diferente tenor, como haber visto a un hijo de concejal que siendo menor anda en cuatriciclo hasta otro joven político que llamó a la prensa capitalina para dejar en descubierto falencias de la ciudad y así crecer en popularidad personal.

El hombre juzga en un estrado, Dios juzga en el mas allá. Nunca somos dueños de la verdad.

Llantos, lamentos, promesas y acciones, todo demasiado tarde frente a la ausencia física de dos criaturas y a la de un adolescente vivo, pero muerto por la circunstancia.

25 de Mayo tiene enormes falencias, pero su corazón late. No le quitemos oportunidades de cambios, seamos optimistas, es nuestra tierra.